lunes, 29 de diciembre de 2008

Y, sin embargo...


A principios del siglo XVII, Galileo Galilei se encuentra envuelto en un largo y engorroso proceso del que solo consigue librarse declarando en contra de las leyes de la naturaleza. Sin embargo, Ío y Ganímedes se movían, y lo siguen haciendo, alrededor de Júpiter; la Luna, alrededor de la Tierra, y esta, junto con otros muchos, alrededor del Sol. A la gravitación universal no parecen importarle las cuitas de los habitantes de aquí abajo.

A comienzos del siglo XXI, los cuatro poderes (los tres consabidos más el mediático) tratan de convencer a la sociedad de que la clave de la solución al terrorismo etarra pasa ineludiblemente por una declaración de su brazo político en contra de los atentados. Sin embargo, los niños vascos siguen aprendiendo las directrices nacionalistas en sus ikastolas; los jóvenes vascos siguen percibiendo cuantiosas ayudas y subvenciones para mil y una actividades «culturales»; las instancias educativas siguen actuando en dirección centrífuga y muy bien planificada; la «normalización» lingüística prosigue con su tendencia arrolladora, y, por un proceso imparable que recuerda por su constancia e imbatibilidad a la ley gravitatoria, van cediéndose una tras otra las pocas atribuciones que aún conserva el Estado.

De nada le sirvió a don Bernardo (en la foto mostrando su incredulidad al espabilado astrónomo) obligar al Sr. Galilei a declarar en contra de las leyes planetarias. Como de nada sirve tratar de forzar unas declaraciones que resultarían por completo inertes, inútiles, ineficaces. Las leyes impepinables de la fragmentación del Estado español llevan en marcha muchos años ya y nada puede detenerlas, como tampoco puede detenerse el movimiento de la Tierra alrededor del Sol.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Precipicio

Al pasar por la calle José del Río, en Carabanchel (Madrid) constato con estupor cómo varios obreros trabajan en lo alto de un edificio en obras, fijando unos elementos en el techado. Dos datos: el techado está a una altura de unos veinte metros y tiene una inclinación de más de 45 grados. Hay tres, todos sin arnés. Cuando hago la foto solo veo uno, como se puede apreciar si se aumenta.

Inmediatamente me acerco a la obra y le digo al encargado que no deben trabajar así los obreros, que hay que ponerse arnés. Me mira sorprendido con cara burlona y me dice: «¡Anda, chaval, no me toques los cojones y vete a tu oficinita.» Cabizbajo y compungido, me dirigo a la comisaría de policía municipal de Carabanchel, denuncio el caso pero apenas me escuchan. Están hablando de un tal Bernardo, un tipo rubio alemán que sale en todos los periódicos. Un becario me dice que tengo derecho a presentar una denuncia, para lo que debo rellenar no sé qué papeles y... me largo. Me dirijo sin más dilación al Congreso, pillo a Soraya de casualidad y le cuento el caso: «¡Ciudadano, está usted en lo cierto, convengamos en que ZP es un sinvergüenza!» Bueno, yo no quería decir exactamente eso... me acerco a la viceministra Fernández, le repito la historia: «La presidenta Aguirre es la causante de todas esas muertes, no me cabe la menor duda.» ¡Pero si esto es del municipio!, pienso yo... Me acerco a Durán, que parece razonable: «¡Esto en Catalunya no pasa, ¿eh? Sois un poco tercermundistes, ¿eh?»

Me vuelvo al barrio. Me cruzo con Antonio, un medio alcohólico que fue albañil en su juventud. «Mira chaval, siempre hemos trabajado sin arnés y no hay que armar tanto revuelo. Eso son los periodistas, que a veces tienen que sacar noticias.» Yo ni siquiera me he planteado acudir al cuarto poder, perdida por completo la poca confianza que tenía en él. Aunque quizá en el ABC... No, acepto la invitación de Antonio y me tomo dos Sol y sombra de rechupete. Hoy voy a trabajar de lo lindo.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Al atardecer...

...Venus es una fuente inagotable de deseos. Refulge con una luz que algunos ojos llamarán incluso «verde». Su belleza magnética traspasa, como era de esperar, el espacio vacío y se clava en nosotros como una flecha (o así lo siento yo). Júpiter, su pretendido padre, anda por detrás, cabizbajo, a sus espaldas y por encima. Es el más fuerte pero sabe que no puede competir con ella. ¿Qué hace? ¿La protege frente a posibles agresiones? ¿La vigila, ignorante de que Marte no anda ahora por estos lugares? No. Me temo que se ha enterado de que no es su hija y está concibiendo el ataque sin perderla de vista. Sinvergüenza.

Pero ella se escapa como una corza y se escabulle tras el horizonte. Por eso no es fácil verla, a menos que subáis a una azotea, una colina, un cimborrio o un pináculo.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Taboulé



Ingrediente A. El cous cous. Hervid agua y echadla sobre los granos de trigo machacados en proporción de un vasito y medio por cada vasito de cous cous.

Ingredientes B. Tomate, cebolla, pimiento, aceitunas negras, pepinillos (o pepino) y unas pasitas, por ejemplo.

Ingrediente único. La masa grasa: preferiblemente aceite de oliva del bueno.

Ingredientes C. Un buen chorro de limón, una porción de perejil bien picado, unas hojitas picadas de hierba buena, pimienta y sal a gusto del consumidor; como nota autóctona, recomiendo utilizar una especia árabe que venden en algunos supermercados. En su ausencia, valen unos cominos molidos.

1. Trocea y mezcla con paciencia y tino los ingredientes B. Mézclalos con la mitad del ingrediente único. Añade algo de sal.

2. Mezcla los ingredientes C y añade la otra mitad del ingrediente único.

3. Vierte esta última mezcla sobre el cous cous una vez que este ha absorbido el agua y se ha templado.

4. Combina la ensalada preparada a partir de los ingredientes B con lo anterior. Mezcla bien todo.

5. Si lo dejas reposar unas horas el sabor de los ingredientes se hace envolvente y se cierra sobre sí mismo. En tales circunstancias, el taboulé puede resultar incluso impactante.

¿Proporciones? Las que os den vuestras buenas entendederas. Ya sabéis que para preparar un arroz a trescientos soldados no tenéis que medir trescientos platos de arroz, ¿verdad? Si no lo sabíais, andaos con cuidado.

Se come con las manos, que para algo hemos estudiado.

miércoles, 11 de junio de 2008

Fuera de aquí

Tengo la impresión de que, para muchas personas, la Red, la gran Telaraña mundial, lo es casi todo. «Lo que no se publica, lo que no se ve a través del navegador, no existe», parece ser la nueva filosofía. Pero, claro, eso ni es filosofía ni es nada. Es baratura.

Para mí la Red es un tejido basto y sin demasiados matices. Los colores son más bien apagados, tirando a digitales. Hay inflorescencias, sí, pero todas quedan entre el cero y el uno, y no acaban de convencer. Existen intentos muy loables y tiernos de mostrar al prójimo nuestro hígado, corazón o testículos fileteados, pero no acaba de ser igual que en una pescadería. Existen aproximaciones nada desdeñables al conocimiento, pero llevo ya diez monitores estropeados al golpearlos con el dedo índice tras leer una cita brillante o enojosa, algo que no pasa con la pasta de celulosa.

Así pues, reclamo un humilde reconocimiento a los miles y millones de personas que, aún teniendo maravillosas begonias tricolores, unicornios domésticos, racimos de gemelos sonrientes, pequeñitos y con pecas, docenas de ideas estupendas y perfiles nunca vistos en pantalla, viven apaciblemente en su mundo no electrónico; personas rodeadas de cables pero que no se meten por ellos como hacemos algunos; congéneres hermosos y más que interesantes que nunca pondrán un comentario en ningún diario cibernético. Porque hay algo más allá, que no se puede ponderar al estar en otra dimensión. Fuera de aquí.

viernes, 30 de mayo de 2008

¡Vaya par de ojos!


I
Durante lustros, en amplias áreas del territorio nacional, la educación en el único idioma que compartimos está arrinconaína, al fondo del aula, sin atreverse a rechistar, «por imperativo legal». Niños y niñas, chicos y chicas que comparten cultura y DNI conmigo tienen negado el derecho.

Por decreto, alumnos y profesores han de recibir e impartir las clases en lenguas vernáculas de variada procedencia (animadas por un hálito celta las unas, engarzadas en costumbres y tradiciones prehistóricas las otras, herederas de culturas inefables todas ellas). Por ley, las manifestaciones culturales diferenciadas son subvencionadas, apoyadas institucionalmente, publicitadas, contempladas con sumo agrado, mientras que las compartidas se desenvuelven con frecuencia en la sombra, sin tales ayudas ni parabienes. Por norma, periodistas y periodistos acatan (salvo raras excepciones poco significativas por su poca coherencia) esa norma lingüística y cultural. ¡Quién se atreve a criticar las manifestaciones culturales, sean del pelaje que sean!

II
Algunos políticos extranjeros de fácil ridiculización ibérica (es decir, superficial, primitiva y eslogánica) atrévense (¡se van a enterar!) a decir que los inmigrantes tienen que aprender las lenguas y aceptar la cultura de los países de acogida. ¡OOOOOOOOOHHHHHHH! ¡Faccista, Fasciste, Fasciiiiistas!

Para encontrar los comportamientos que ellos tratan de describir -muy penosamente- con las palabrejas al uso, me temo que, por desgracia nuestra, no es necesario cruzar las fronteras.
La «normalización» lingüística y cultural lleva poniéndose en práctica, y no de palabra sino de facto, desde hace bastante tiempo por aquí cerquita, al otro lado del río. Y sus efectos son patentes desde hace unos años. Todo tiene su rédito.

lunes, 19 de mayo de 2008

Siete malas y una buena

Las siete malas:
  • Niños orientales infantiles recorren las vías comerciales del barrio en bicicletas convertidas en carritos de transporte. Compran y venden, oferta y demanda. Por lo general, miramos a otro lado, pero, si miramos, ni los vemos. «¿Por qué no están en el colegio?», me preguntó Mino al volver a casa.
  • Hace diez años montaron con gran revuelo una mediana en la calle del General Ricardos. Los árboles estaban creciditos ya, los arbustos florecían y era un primor ver la mediana verdivioleta. Ya no hay mediana, han decidido quitarla. Las autoridades organizativas y desorganizativas diseñan y desdiseñan la ciudad a su antojo. Pueden hacerlo pues los ciudadanos no muestran interés en los asuntos comunitarios, apenas prestan atención al desaguisado (se conforman con unos pocos gestos, insultos y ademanes en el bar, en la oficina, en la sobremesa). «¡Mientras no me pille el atasco!», dice Julián, el taxista.
  • Han abierto un mercado nuevo en Oporto, junto al Hipercor. Diecisiete carnicerías, dos pescaderías, una quesería, una frutería, una tienda de móviles, una tienda de muebles estilo franquicia. ¿A dónde nos va a conducir tal desproporción entre la ingesta de productos cárnicos y la ingesta de productos no cárnicos?
  • Desde hace varios años, la Shangai Jiao Tong University elabora un prestigioso ranking de todas las universidades del mundo: Harvard, Stanford, Berkeley, Cambridge, MIT... En la edición de 2007, la primera universidad española es la autónoma de Barcelona, en el puesto 170. La autónoma de Madrid está en el puesto 248, y la complutense (no merecen la mayúscula), en el 255. ¿Para cuándo la tan deseada regeneración de la universidad pública? ¡Butacones, fuera! ¡Catedráticos, a cateladrillar!
  • Noticias del día en RNE: una bomba en Gecho, decenas de miles de muertos y desaparecidos por un terremoto de China, penurias indecibles en Myanmar tras el ciclón. Sin embargo, el tiempo dedicado a todas estas noticias en conjunto es inferior al dedicado a las noticias deportivas, donde se oyen expresiones como «¡Ha sido dramático!» o «¡Trágico como una obra de Shakespeare!». Así pues, parece que los dramas y tragedias no se sitúan fuera, sino dentro de los estadios de fútbol. «Niños enchaquetados y fumones jugando al teatro», pensé.
  • Compro ilusionado un libro de mamíferos: La Gran Enciclopedia de los Mamíferos. La gran farsa editorial. Erratas múltiples desde las primeras páginas. Se comprende que detecte algunas cosas más que un lector ajeno al mundo editorial, pero me sigue resultando vergonzante que se saquen al mercado obras que, aunque buenas en su estado original, quedan desvirtuadas por la traducción, masacradas por editores y coordinadores editoriales y destrozadas por la política empresarial de las compañías del ramo: «¡Me importa un carajo la calidad, tú termínalo en fecha y olvídate del resto!». Apañados estamos.
  • He vuelto a vivir el espectáculo de la feria de San Isidro. Esta noticia, por sí sola más bien insípida, se diversifica en cinco subnoticias: i. llevamos la verbena adosada a nuestros genes de modo que resulta imposible extirpar este y otros muchos deplorables hábitos; ii. la subraza ibérica se pierde irremisiblemente en un mar de sangres indígenas, orientales y postsoviéticas; iii. se habla mucho de los chorizos de altos vuelos pero, ¿es acaso menos delincuente el "hostelero de verbena" que cobra 10 € por una jarra de cerveza o 3 € por una ración de pan? Los primeros salen de los segundos; iv. para grata sorpresa mía, la población china joven participó de buen ánimo, dejándose los euros como los demás. ¡Ya era hora!, y v. el domingo, día 19, precio especial: atracciones a 1 €: hora y media o dos horas de cola a cambio de un descuento de 2 €. Los asiduos de la verbena caen así en las mismas trampas de márketing de siempre. Así pues, ¿un ser humano esperando dos horas en una cola cuesta 2 €? No me salen las cuentas.
Y la buena:
  • A pesar de todos los obstáculos imaginables en forma de atracciones de feria ciclópeas con mecanismos endiablados capaces de aterrorizar al mismo Drácula, la primavera conseguía abrirse camino ayer por la tarde por varios vericuetos arbóreos y se presentaba ante nosotros en forma de fresquísima brisa montana cargada con los aromas de la falda sur de la Cuerda Larga. Entreverado con el polvo del camino verbenero y las guirnaldas de banderas inciertas, el aire casi frío llegaba y azotaba con suavidad nuestras mejillas asombradas. Primavera en la Tierra.

viernes, 25 de abril de 2008

Crisis

Constato que, afortunadamente, la raza humana es capaz de crear humor utilizando herramientas algo menos toscas de las que vemos por aquí casi en exclusiva. Aquí no aparecen palabros raros, ni cotilleos, ni referencias escatológicas, ni blasfemias, ni escupitajos ni estupideces. Estamos, no a veinticinco años de distancia, sino a unos cuantos años luz quizá.

Respiro...

miércoles, 16 de abril de 2008

Animalitos


Somos animales, en ocasiones racionales. También somos vegetales, respiramos como las plantas y tomamos cosas del suelo para procesarlas. Vivimos rodeados, inmersos en un globo de vida, en un planeta multicolor y enmarañado, del que asoman pezuñas, pétalos, pestañas, ojos, ramaje, rocas, tierra... Tierra, nuestra madre tierra. Nuestra tierra es la madre, sin ninguna duda, una madre redonda y tetona, una madre ubicua e inabarcable que nos lleva cobijando siglos porque somos sus hijos. Sus hijos la adoran y la violan a un tiempo, la acarician y le clavan aguijones simultáneamente.

Ante la maquinaria metálica de los seres humanos de nada vale oponer argumentos. Porque la maquinaria humana somos nosotros, somos todos, y no podemos arrancar una parte de nosotros como si tal cosa. Los hechos tampoco sirven de mucho, a la vista está. Tras siglos de humanidad, la práctica totalidad del planeta ha sido reconvertido en algo asimilable, antropomorfo, lo cual nos tranquiliza en parte. Y seguimos con el proceso de domesticación, a marchas forzadas en los últimos años. Esta domesticación es la propia domesticación humana, y tampoco sirve de nada oponerse a ella, pues es parte de nosotros.

Hay, sin embargo, una fisura, una rendija de luz por la que quizá se encuentre la salvación. No es de índole práctica, ni técnica, ni racional. Es el sentido estético de afinidad con la naturaleza que llevamos incorporado junto a los demás, y que tiene mucho de visual, pero no es solo visual. Tengo esperanzas en él porque está presente incluso en las personas más tercas y obcecadas. Es el sentido que nos hace recular cuando, al cruzar un puente sobre el Rin, vemos los peces flotando en el agua; que nos obliga a mirar hacia otro lado cuando contemplamos el somier y los plásticos a modo de puerta en un huerto; que hace brotar en nosotros ese inequívoco sentimiento de atracción cuando, aterrados, vemos una pantera nebulosa cruzar la calle atestada de vehículos. Es, en suma, el que nos proporciona una inexplicable felicidad en los momentos de acercamiento a nuestra tierra y a sus habitantes.

Tengo fe en él porque no lo tengo ni en palabras ni en hechos. Creo que las cosas solo empezarán a cambiar cuando nos detengamos a comprender esa querencia que se abre camino entre miles de obstáculos. De otro modo seguiremos girando en espiral. Y en esa espiral seguiremos asfixiando a los armiños que, ajenos a nuestros afanes, solo tratan de vivir en paz.

lunes, 7 de abril de 2008

El romance de las aguas que son ríos

-¿Vas camino de Lisboa, río abajo
o has podido guarecerte de la lluvia?
-Voy camino de Lisboa, rumbo al Fado,
a la vida reposada, las antípodas del Turia.

-¡No te marches, muchachilla, no te marches!

-Me marcho porque aquí hay polvo, polvaredas y chirríos,
porque aquí no escucho el agua, más que en días especiales,
como hoy.

-Quédate, muchachilla, invocaremos juntos el agua,
y, si ella no viene, aguardaremos hasta el rocío.

-Pero no. Cada pueblo tiene la lluvia que merece.
La de aquí tiene rabia contenida, ganas de fastidiar.
En Lisboa el agua te rodea y te rodean sus peces.

-Está bien, muchachilla, voy contigo.
No sé si tienes razón; al menos me has convencido.

-Te espero en Toledo, agarrada al gran meandro.
¡Me dejé arrastrar por el agua y salí del H&M
casi sin consciencia, Atocha abajo, hasta el Manzanares,
el Jarama, Aranjuez, bonita tierra... adiós a todos!

-Tras tu estela me zambullo, tras tu espuma aún reciente,
de burbujas redondas de plata. ¡Espérame, no lo olvides!

jueves, 27 de marzo de 2008

Lucha

Estaba equivocado. Madrid no es ni violeta ni amarilla. Es azul y, sobre ella, a veces se libran batallas que, en el trajín de los días, muchas veces dejamos pasar, como si nada sucediera. Lo de hoy fue especialmente dramático, pues una punta de cielo amenazó con clavarse en plena Gran Vía y partir en siete pedazos la ciudad.

Al final, solo fue un susto, la amenaza desapareció, los vehículos a motor volvieron a inundar de ruido la ciudad y las nubes retomaron su aspecto bonachón y distraído. Un alivio para muchos, una oportunidad perdida para otros.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Alivio

A pesar de la opinión de los escépticos, que son muchos, las pilas dobles de ciertas fuentes también tienen su pitirrín.

martes, 26 de febrero de 2008

Desconcierto entre nubes

El viernes pasado, 22 de febrero, andaba trasteando por aquí como un día laborable cualquiera cuando, a ráfagas, empezaron a llegarme unos gritos de un lugar indefinible al principio, por lo extraño. Eran como cientos de gatos maullando, pero parecía que venía... ¡del cielo!

«¿Qué será eso?», me pregunté, y me precipité a la terraza para mirar hacia arriba. El sol chocaba contra mis ojos y tardé en percatarme de la tenue manta de píxeles alados que cubría el cielo. ¡Demonios, son cigüeñas! Docenas y docenas de cigüeñas volando sobre el enorme caserío de Madrid, montando una tremenda algarabía que, por una vez, no procedía de las verbenas o fiestas de origen humano, sino de una de las pocas porciones de naturaleza salvaje que aún se pueden contemplar. Parecían desconcertadas a tenor de sus bandazos... a un lado, a otro, arremolinándose, al este, al oeste, al norte. Si estaban jugando, era un juego no exento de ansiedad.

«¡Que encuentren el camino, quiero que lo encuentren!», pensé para mis adentros. Dentro del movimiento hormigueante predominaba la componente este, y hacia allá, hacia el Retiro, las vi dirigirse. «¡Mal asunto, pobres cigüeñas!» Por un momento consideré la posibilidad de que se perdieran en un lugar tan inhóspito como debe ser este visto desde el cielo. Pero no... ¡puf!, respiré hondo: finalmente parecieron coger un rumbo más o menos firme, en dirección nordeste, en busca de algún marjal. «Buen camino», pensé, «van hacia Guadalajara; buena tierra.»

En la foto solo se ven unas pocas, eran muchas, muchas más, todas juntas en grata compañía.

jueves, 21 de febrero de 2008

Brote

Tras semanas (pocas, me temo) de obligado letargo en que la naturaleza nos ocultaba su fuerza, llega la noche del 20 al 21 de febrero, eplipse total de luna, y repentinamente... ¡zas! los dos olmitos que me acompañan deciden que ha llegado la hora de sacar pecho. ¡Ahí están, como unos valientes, sin miedo a las heladas ni a los depredadores!

Todos buscamos signos, y los hay de muchos tipos. Unos son más difíciles de interpretar que otros, pero todos son signos a fin de cuentas.

Adelante, olmito alegre, eres pequeño pero fuerte, rodeado como estás de esa planta geométrica tapizante. Te cuidaré, lo mereces por tu optimismo.

martes, 19 de febrero de 2008

Círculo (con intenciones de) perfecto

Para aquellos despistados que no saben qué decisión tomar, les informo: la solución no entraña largas discusiones de acercamiento, tensión y disensión; es puramente técnica, objetiva:
  • Bollo ZP, bizcocho clásico con Zanahorias y Pasas. En general, la gente dice de él que es bueno, pero resulta a todas luces demasiado bueno.
  • Tartaleta RAJOY, con Rábanos, Ajos, Jengibre, Olivas y Yedra. Es un misterio, y una prohibición para los que nunca tomarán nada que no lleve pasas. No es fácil decidirse por él.
  • Bizcocho APA, la propuesta definitiva. Bizcocho de limón clásico con Arándanos, Pasas y Almendras (en la imagen):
  1. 250 gr de harina, 150 gr de aceite, 150 gr de azúcar. Se mezclan y baten bien. Se añade un sobre de levadura. Si la masa queda muy espesa, añadid unas cucharadas de leche.
  2. Se añaden dos huevos, la ralladura de un limón y el zumo del mismo. Una cucharadita de canela y a mover. Una pizquina de vainilla y lo mismo. Un chorrito de anís (opcional).
  3. Se añaden los arándanos y las pasas a la mezcla. Se mueve bien. Se vierte en el recipiente.
  4. Se parten unas cuantas almendras y se vierten sobre la masa, junto con unas ráfagas suaves de azúcar glassé.
  5. Al horno, 35 min 180 ºC. Dejad enfriar antes de atacar.

jueves, 14 de febrero de 2008

Bernie, the Hippo

No me acostumbro. Por más que lo intento, no puedo con él. Es superior a mí. En realidad, muy superior.
Me acerco, le pido algo casi en un murmullo, y él ni se inmuta. A lo sumo, resopla un poco. Como mucho, alza levemente un ojo y emite un «¿Mmmmmmh?»
Y yo me asusto, claro, me quedo patidifuso, con mi papel en una mano y con la otra sin saber qué hacer. ¿Le doy un golpe? Inútil, ni lo nota y, si le inquieto, puede llegar a engullirme. ¿Hago aspavientos? ¿Salto, grito, gesticulo? Da igual. Daría lo mismo.
Impertérrito, sigue mascando, sigue comiendo. Pero... ¡demonios! miro y... ¿qué es lo que veo? ¡Está comiéndose el soufflé de trufa que tenía preparado para mis amigos! ¡Serás capullo, Bernie?
-¡Son mis derechos! -me dice con voz huracanada.
Salgo corriendo, despavorido. Lo intentaré mañana...

domingo, 3 de febrero de 2008

Securitas Caló

¿Problemas de seguridad? ¿No te fías de las empresas convencionales del ramo? No dudes más, contrata el servicio de Securitas Caló:
  • Sencillez de trato sin contratos.
  • Cuando la palabra vale más que el documento.
  • Securitas Caló, hoy y siempre. Porque la tradición es lo que cuenta.

sábado, 19 de enero de 2008

Ducha de gato

Para hacer feliz al minino, no hay nada como la ducha de gato modelo Gary Larson. Es sumamente eficaz: después de tomar la ducha, el gato se pasa ronroneando horas y horas, por el gustito acumulado.

Incluye un cepillo bactericida del tamaño de un zapato, aproximadamente. Si alguien quiere más detalles, no tiene más que preguntar.

lunes, 14 de enero de 2008

Músculos

Músculos de acero, alias 'El Barba', es un humilde refugiado de tierras del Este. Viene el tío a la piel de toro y, ni corto ni perezoso, se pone a cambiar de sitio costosos electrodomésticos ajenos y, después, no contento con eso, se lía a dar sopapos. Madre mía, ¡qué miedo! Cualquiera se arrima a la novia...