viernes, 19 de julio de 2013

Avispa alfarera (sceliphron destillatorium)

La avispa alfarera construye con barro una cavidad-nido donde deposita el huevo que, con el tiempo, eclosionará para dar salida a la larva; esta, a su vez, se transformará en pupa que, con paciencia, dará lugar a una nueva avispa.
Como toda criatura, la larva y la pupa necesitan alimentarse, así que la avispa no solo pone el apartamento a su hija, sino que le deja la despensa llenita de animalillos aptos para su consumo. Aptos desde el punto de vista de una larva, se sobreentiende.
Para ello, la avispa captura todo tipo de arañas: de un color u otro, grandes o pequeñas, simpáticas o no... a todas les inocula un veneno que las deja medio atontadas, si no las mata, y las mete a presión en el botijo de barro donde el huevo, pacientemente, espera su turno.
Abrir una cápsula de barro de avispa alfarera es una auténtica caja de sorpresas. Cuidado, pueden picar, como es lógico.

sábado, 6 de julio de 2013

iluminaciones, prueba escrita

Casitas y comederos de pájaros
Los pájaros muestran un ingenio ilimitado a la hora de fabricar nidos, refugios, cobijos y agujerillos de todo tipo, donde realizan sus anidamientos y traen a la luz sus polluelos. Como todo animal, necesitan un lugar tranquilo, resguardado y cómodo donde poder cumplir con sus obligaciones pajariles.
Entre los distintos refugios que emplean los pájaros, hay uno especialmente atractivo: las casitas artificiales de madera que cuelgan algunas personas en alerones, tejados, ramas de árboles u otras estructuras. Este gesto de altruismo hacia los animales sorprende gratamente a cualquiera que lo analice, máxime cuando la utilidad de dichas casitas es puramente estética o incluso ecológica. Tal muestra de generosidad se ve a las claras si pensamos en lo que implica: comprar la casita, hacer acopio de las herramientas necesarias, buscar un sitio adecuado e instalarla. En ocasiones incluso las casitas son reparadas o cuidadas periódicamente por esas mismas u otras personas. ¿Y todo para qué? Para nada. Por simple generosidad.

Si ya de por sí lo anterior levanta el ánimo, qué no será cuando nos fijemos en lo siguiente: los comederos y bebederos de pájaros, unas pequeñas estructuras donde algunas personas depositan comida o agua para pájaros. Existe una enorme variedad de estos artificios, a cual más bonito. Muchos de ellos están fabricados con madera y otros materiales naturales, y en ocasiones están recubiertos con alguna capa de pintura o barniz protector. Los comederos y bebederos alivian en gran parte una de las necesidades básicas de los pajarillos, y de todo ser vivo: la alimentación. Son especialmente beneficiosos cuando las condiciones climáticas se endurecen. De nuevo, lo admirable es que esta comida y bebida se ofrece a los animales… ¡sin pedirles nada a cambio!

Es maravilloso comprobar las buenas cosas que saben hacer los homo sapiens cuando se lo proponen.

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Para aquellas personas que no estén al tanto, informo de que la asignatura Iluminaciones consiste en presentar exposiciones orales o escritas que muestren a las claras alborozo, jovialidad, entusiasmo e incluso ─en ciertas ocasiones arrebato. Se trata, en suma, de realizar manifestaciones verbales que irradien positividad, de ahí el nombre de la asignatura.

El modo de evaluar una prueba de esta asignatura es bien sencillo: se marcan en verde las palabras que simbolizan felicidad, regocijo, satisfacción y hasta hilaridad, y en rojo las que denotan negatividad, oscuridad, tristeza o depresión. Ejemplos de las primeras son: sí, blanco, siempre, sol, amar, amanecer, estrella, centro, dar, luz, sentir, soltar, compartir, etc. Ejemplos de las segundas son: no, nada, oscuro, odio, ningún, jamás, fin, retener, egoísmo, matar, nunca, terminar, envidia, cortar, sepultar, momificar, etc., así como el excesivo uso de los términos yo, mi, me y conmigo. La persona evaluadora debe marcar en rojo o en verde las palabras positivas/negativas. Terminada la lectura, una simple ojeada permite ver el color predominante, y evalúa en consecuencia: la nota será tanto mayor cuanto más verde haya sobre el rojo, y viceversa.


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Ya cerca del final de curso, la profesora Rosa se me acercó y dijo: «Manuelito, todas las pruebas que me has entregado a lo largo del año están suspensas. Recuerda que tienes que aprobar el examen final de la próxima semana si no quieres que te quede la asignatura.»


La tarea no me resultaba fácil. Estuve días y días dándole vueltas consciente e inconscientemente hasta que por fin, encontré algo… el breve escrito Casitas y comederos de pájaros.