viernes, 27 de noviembre de 2009

El fin de los tiempos










El final de los tiempos siempre ha marcado tradicionalmente el principio de otros nuevos. Sin embargo, esto ya no siempre se cumple; las cenizas del ave fénix no siempre se reconstituyen en un nuevo ser. Pero no hay que ponerse trágicos: si bien nada me garantiza que el próximo otoño lo hagan de nuevo, las violetas de inmaculada presencia han vuelto a florecer; otro ejemplo: por extraño que parezca, este blog se las ha apañado para recobrar algo de vida.

Olivier Messiaen vivió en un campo de concentración alemán (supongo que) malos tiempos. Pero sacó (¿cómo?) fuerzas de flaqueza para componer su Cuarteto para el final de los tiempos. En ello debió ayudarle una inquebrantable fe. Pero la belleza de la iglesia de la Virgen de la Peña excede con mucho el ámbito religioso: al retirar los oropeles dorados y el sobrante de nuestras creencias y prejuicios, sigue mostrándosenos impresionante, bella como en la Edad Media. Con el Cuarteto sucede lo mismo, y la prueba es que, si bien el 5.º movimiento está grabado en una iglesia, el 8.º y último lo interpreta principalmente una mujer oriental, y por tanto no sospechosa.

Y de la hermosa fotografía, ¿qué podéis decir? Me encanta la cercanía, el codo con codo de hombres, mujeres, pianos y composiciones. Es un bodegón entrañable. Para un hombre entrañable que escuchaba a los pájaros antes de componer. Aquí se escucha solo a las cotorras (en claro avance por tierras mesetarias) y a las urracas (que deben andar un poco acojonadas con la exótica competencia que se ha presentado de sopetón).

Tres lecciones: i) la habilidad (no generalizada) para renacer tras el fuego y la catástrofe; ii) la capacidad humana para desenvolverse en situaciones extremas, llegando incluso a crear cosas estupendas para nuestros congéneres, y iii) la armonía que derraman algunos grupos humanos, junto con el amor mutuo que a veces nos profesamos unos a otros.

[Nota postoperatoria (en atención a Mecacholo): en el nuevo "corte" del 8.º movimiento, con un menos glamuroso violinista, al menos imagen y sonido están algo más sincronizados, creo.]

9 comentarios:

  1. detesto lo finales, siempre son tristes y dan pie a comienzos desesperados, ansiosos y resbaladizos, pero no me hagas demasiado caso, hablo desde la soledad.

    me alegra tu regreso.

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  2. olvidé firmar y darte las gracias por el consejo para lo del blog.

    Julián

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  3. perdona, australino, a veces pierdo el norte.

    por cierto, las piezas son estremecedoras, muy delicadas. no conocía a este compositor. investigaré por ahí.

    Julián

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  4. No te preocupes.

    Son la leche. Me alegro de que te gusten.

    Quizá no es lo mejor para ciertos estados de ánimo, quizá sí...

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  5. Qué hermoso lo que dices. Y lo que nos muestras.

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  6. Siento hacer un inciso tan mundano, pero me temo que las imágenes de la oriental nada tiene que ver con la música que suena de fondo... Y esto no tiene nada que ver con la 'sospecha', que conste.

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  7. ¡Ah, tienes razón, Mecacholo! Una lección más: "no pongas nada en Internet antes de estar seguro". Escuché y vi el 5.º tiempo y me gustó bastante la versión, y lo puse... luego busqué el 8.º tiempo y vi que esta mujer tenía estupendas críticas... y lo metí sin escucharlo en YouTube (creo que mientras lo oía de fondo en el CD)... ahora me doy cuenta de que no está sincronizado. LO SIENTO... :(

    Los demás tiempos son más rápidos y quizá, de entrada, duros de roer. La tonalidad hacía tiempo que había empezado a divagar, cuando no había desaparecido por completo, y los compositores experimentaban y experimentaban. Las partes lentas dejan ver al menos un poco de su belleza.

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  8. ¡Cuánta cultura musical nos falta en España!

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