jueves, 13 de diciembre de 2007

La Tribuna (Manolerías/I)

De adolescente era perfecto. Su túnica ondeaba al viento y a su sombra daba cobijo a muchos niños y niñas, hombres y mujeres por hacer.

Joven ya, era animoso y exaltado. Su arco y sus flechas relucían, tensos, tersos y atrayentes... o al menos así se los imaginaba. El público le acompañaba; a ratos se alejaba, pero siempre retornaba a él, en ocasiones numeroso.

De hombre se ha construido una tribuna con aglomerado, escuadras y tirafondos. A ella se sube y desde ella lanza sus rayos. ¡A ti, a ti, al de más allá! Pero no suele ver mucha gente a su alrededor.

Eso sí, siempre está su amada. A su lado. Escuchando, paciente, sencilla, tranquila. El ombligo del mundo. El sitio de su recreo. Ahí dentro.

-¡Voy! -le oigo decir-.

6 comentarios:

  1. No me había dado cuenta del detalle, narrador omnisciente. :)

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  2. Mi "superflualidad" me impide tomar parte en esta comunicación. Disculpen...

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  3. Nata: fíjate en lo importante que es un simple cambio de número, de singular a plural. Con solo cambiar un yo por un nosotros el aspecto puede pasar de negro a blanco o al revés.

    Mecacholo: tus comentarios nunca serán considerados superfluos en este blog. Te animo a que participes cuando lo estimes oportuno. :)

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