viernes, 14 de noviembre de 2008
Taboulé
Ingrediente A. El cous cous. Hervid agua y echadla sobre los granos de trigo machacados en proporción de un vasito y medio por cada vasito de cous cous.
Ingredientes B. Tomate, cebolla, pimiento, aceitunas negras, pepinillos (o pepino) y unas pasitas, por ejemplo.
Ingrediente único. La masa grasa: preferiblemente aceite de oliva del bueno.
Ingredientes C. Un buen chorro de limón, una porción de perejil bien picado, unas hojitas picadas de hierba buena, pimienta y sal a gusto del consumidor; como nota autóctona, recomiendo utilizar una especia árabe que venden en algunos supermercados. En su ausencia, valen unos cominos molidos.
1. Trocea y mezcla con paciencia y tino los ingredientes B. Mézclalos con la mitad del ingrediente único. Añade algo de sal.
2. Mezcla los ingredientes C y añade la otra mitad del ingrediente único.
3. Vierte esta última mezcla sobre el cous cous una vez que este ha absorbido el agua y se ha templado.
4. Combina la ensalada preparada a partir de los ingredientes B con lo anterior. Mezcla bien todo.
5. Si lo dejas reposar unas horas el sabor de los ingredientes se hace envolvente y se cierra sobre sí mismo. En tales circunstancias, el taboulé puede resultar incluso impactante.
¿Proporciones? Las que os den vuestras buenas entendederas. Ya sabéis que para preparar un arroz a trescientos soldados no tenéis que medir trescientos platos de arroz, ¿verdad? Si no lo sabíais, andaos con cuidado.
Se come con las manos, que para algo hemos estudiado.
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Dios, qué buena pinta tiene eso. A las 8:10 de la mañana, se me hace la boca agua...
ResponderEliminarMino tiene en mismo problema que Michu con la fotografía: a veces no se distinguen bien las partes de su cuerpo. Me recuerdan a los monolitos de la película de 2001, que eran tan negros que no se veía en ellos ni las sombras porque absorbían absolutamente toda la luz que recibían. Son materia oscura.
Los tres están para comérselos: Mino, Momo y el taboulé. Por cierto: ¡tengo ras el hanut en casa!
¿A las ocho y con hambre? Eso es que no sales desayunado de casa, como tantos niños hoy en día, que luego a las once se jartan de foskitos. :)
ResponderEliminarEs verdad, al menos con mi cámara, no se distingue apenas al Mino.
¿Ras el hanut? ¿Es un hombre o un alimento?
Qué guapos son mis bigotudos...
ResponderEliminar[Mis imágenes tienen royalty, príncipe de los monos].
Sí, pero los gatos no se comen, los he puesto solo como elemento decorativo.
ResponderEliminarCreí que lo de bigotudo iba por mi... Pero a Australino no le recuerdo yo vello subproboscidiano... :)
ResponderEliminarPues un bigote a lo romántico, un poco bucleado al final, queda estupendo. Yo me lo estoy pensando.
ResponderEliminarTe sentaría mejor el del hermano de Napoleon Dynamite, pero es sólo una sugerencia, claro.
ResponderEliminarNo podría interpretarte, Nata, sin el Google.
ResponderEliminarHay bigotes que sientan muy bien. Es cuestión de animarse, Australino.
Tienes que verla, Mecacholo. Estoy convencida de que te iba a encantar.
ResponderEliminar¿A que sí, flaco?
Habrá que hacer un cine-fórum.
ResponderEliminarNapoleón mola un montón, aunque es un pelín demasiado extraño para mí. Al primo en cambio le entiendo mucho mejor. Sí, no te la pierdas, Mecacholo.
ResponderEliminarTomo nota.
ResponderEliminarSe podría reducir la receta a un polinomio de esos que parecen longanizas llenas de letras...
ResponderEliminarAmén.
ResponderEliminar¡Don Bernardo, don Bernardo!
ResponderEliminarNo es difícil, se lo aseguro. Y como prueba, olvide las palabras y retenga las fotografías. Allí encontrará todo lo necesario. Pero, por favor, no olvide que los gatos son un mero detalle de acompañamiento que no va en la receta.
Mecacholo: ¿Amén?
Explíquense ustedes si hay algo que explicar, por favor. :)
Todo iba a quedarse en un simple comentario acerca de las posibilidades algebraicas de la receta, pero hete aquí que me pareció haber detectado ciertos resabios luciferinos. ¿No es acaso un plato infiel donde lo haya? ¿No es a fin de cuentas el álgebra una herramienta del Maligno para confundirnos? ¡Muerte al infiel! ¡A la hoguera con los discípulos de al-Jwārizmī!
ResponderEliminarReverendísimo señor, el Maligno está entre nosotros. Uno de nuestros hermanos habita en el reino de la herejía y la apostasía.
ResponderEliminarQue no os engañe la juventud de su rostro...
El álgebra es intemporal, ubicua y transfronteriza. Supera barreras físicas y psicológicas. La prueba de que no hay nada maligno en ella es que hasta los japoneses la cultivan.
ResponderEliminarEn palabras de Katsumi Nomizu: «The purpose of this chapter is to motivate the study of linear algebra.»
Nomizu, K. Fundamentals of Linear Algebra. McGraw Hill, Nueva York, 1966.
¡El cero es la representación más fidedigna del Maligno! ¡El álgebra es propia de infieles! ¡Los japoneses se merecen un círculo dantesco para ellos solos! ¡Los libelos de McGraw-Hill a la hogueraaaa! ¡Los editores de panfletos demoníacos a la hoguera! ¡Todo el mundo a la hogueraaaa!
ResponderEliminar«La hoguera tiene, qué se yo, que solo lo tiene la hoguee-ee-e-ra!».
Nata: llegas tarde como chivata: ya me he auto-inculpado.
ResponderEliminarAustralino: ¿puedo utilizar la sesuda cita de Katsumi Nomizu para impresionar a féminas en las frías noches de la movida madrileña?
Ilustrísimo Bernardo: ¿y qué decir de la Geometría con sus senos por doquier? ¿Y del Análisis matemático, con sus sempiternas bolas? ¿Y la Topología con esos blandas figuras prestas siempre al roce y el contorsionismo? ¿Y el Álgebra con cuerpos por todas partes? Me mareo del asco, pese a mi condición de mortal pecador. Quizás sean, pues, las Matemáticas, el mejor camino para optar al Escarnio Final que atormente eternamente nuestros cuerpos resucitados para el pago de nuestras aborrecibles faltas con el dolor. ¡Qué mejor mancha en el currículum del alma que una licenciatura en tan oscuras ciencias!
¡Ah, solo de pensarlo me hierve la sangre! ¿Qué clase de seres son tan osados como para jugar a ser dioses? Los paganos, los filisteos, los berberiscos, los endemoniados. Llegará el día en que alguien se atreva a pronunciar blasfemias sin número respaldado por la "ciencia". En cualquier instante alguna oveja descarriada será capaz de argumentar que la Tierra gira alrededor del sol o que su forma es la del botijo debajo de la higuera. Pero para eso estamos nosotros, la Santísima, para aseguraros a vosotros, los pecadores, que vuestras almas reciben el perdón final de Dios todopoderoso cuando vuestro cuerpo sea ajusticiado como se merece. No me digan que mi labor no carece de mérito y que ha de ser tenida en alta estima, dados los tiempos que corren...
ResponderEliminarHumildemente reitero que ni el álgebra ni el análisis matemático ni la topología tienen la culpa de nada, salvo la de procurar indecibles penurias y sufrimientos a centenas de jóvenes que ingenuamente llegaban a cierto vetusto edificio de piedra y ladrillo, que a poco fue dividido en dos quedando la piedra en uno solo y siendo el otro exclusivamente de ladrillo. Eso sí, muy geométrico todo. En cuanto a las responsabilidades que pueda tener McGraw Hill en todo esto, deberíamos investigarlo.
ResponderEliminarPor lo demás, sí, lo reconozco, el plato es 100% infiel. Sí creo en este acercamiento cultural al Magreb y estoy convencido de que los españoles yerran al intentar aprender, a todas luces infructuosamente, idiomas (inglés y alemán) para los que están genéticamente impedidos. Mejor sería si hubiéramos aprendido árabe. De este modo nos habríamos asegurado cierto papel de puente lingüístico entre los de abajo y los de arriba. Creo yo.
¡Árabe! ¡Ah, qué ignominia! ¡Vade retro, Satanás! ¡Yo te expulso! ¡el poder de Christo te obliga! ¡Legión infernal, abandona ese cuerpo y regresa al lugar que nunca debiste abandonar!
ResponderEliminarSiendo yo mozo, poco antes de hacer mis primeros votos, esa lengua infame, propia de pueblos poco doctos, menos evolucionados y de bárbaras costumbres, era tenida por todos como un cúmulo informe de sonidos indescifrables. De ahí que dicho lenguaje pagano e infernal, conocido entre las legiones demoníacas como Al Garabiya (más o menos), haya dado lugar en nuestra lengua, el prístino y sagrado español, al vocablo «algarabía», por su sin sentido fonético y carácter tan poco elevado, que lo hacen más propio de los arrabales de un bazar de mala muerte que de los rezos y la honda reflexión. Porque Dios, pobres pecadores, Dios habla español. Y es con Él con quien debemos hablar. Y quien opine lo contrario da claras muestras de no ser otra cosa que un endemoniado, un hechizado o, peor aún, ¡un hechicero! ¡A LA HOGUERAAAA!
Solo espero que la próxima receta suponga un cambio de actitud y de modo de vida. Acérquese a Dios y déjese de coqueteos con el Maligno y los infieles. Necesita usted, pobre pecador sin freno, unas buenas patatas a la riojana, con un buen chorizo (a los pecadores e infieles se les distingue fácilmente por su negativa a la hora de alimentarse de estos nobles brutos), todo regado por un buen vino (otro elemento que, como el acto de ventear, separa el grano de la paja), a ser posible, elaborado por monjes viticultores.
En resumidas cuentas, que nos tienen ustedes contentos con sus mezquindades sin fin. Tantos pecadores, Señor, y tan pocos hierros al rojo...
Prudencia, Australino. Que nos la estamos jugando..
ResponderEliminarPero... si yo solo quería tender puentes... tirar muros... abrir fronteras... derribar verjas... Depositar rosas en los fusiles...
ResponderEliminarIba a poner la receta de un hummus o de un mutawal, pero ahora estoy dudándolo. :(
¡Hummus! ¡¡Mutawal!! Lo palabra más hermosa que se me viene a la cabeza con estos platos es "ortodoxia", así que dejo para mí y para Dios el resto de sustantivos.
ResponderEliminarLa atadura que se ha de quebrar es ese cordón umbilical que os une con Belial antes de que terminéis por andar a cuatro patas y con cuernos de macho cabrío en vuestras cabezas.
Nada de puentes. Cada uno en su casa y Dios en la de todos. Los muros donde están. Si Dios nos hubiera querido iguales, ¿por qué nos hizo diferentes? Dichosos vosotros, pobres criaturas, que fuisteis invitados a la casa del Señor. Infelices aquellos que por desconocimiento nunca abrazarán la doctrina de la Iglesia.
Extra Ecclesiam nulla salus.
¡Extra Ecclesiam nulla salus!.
¡Por todos los diablos!
ResponderEliminarPercatado de que mis movimientos abajo en la Tierra andan sometidos a estrecha vigilancia por posible comportamiento herético, decido echar la mirada al cielo...